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Así como utilizamos más una mano que otra, también tenemos un ojo dominante, es decir, aquel cuya información visual prioriza nuestro cerebro para tareas de precisión. Aunque ambos ojos trabajan juntos, uno de ellos lidera.
¿Qué es la dominancia ocular? Se trata de la preferencia neurológica de nuestro cerebro por uno de los ojos a la hora de procesar la visión binocular. No significa que el otro ojo esté enfermo o vea peor, sino que el cerebro confía más en uno de ellos para enfocar, alinear y apuntar.
Estudios indican que aproximadamente el 65% de las personas son dominantes del ojo derecho, mientras que el 35% lo son del izquierdo. Casos de dominancia alternante o mixta son poco frecuentes.
Cómo identificar tu ojo dominante
Existen pruebas sencillas que puedes realizar en casa para determinar cuál es tu ojo dominante, como la Prueba de Miles (formar un triángulo con las manos y mirar a través) o la Prueba de Dolman (usar una tarjeta con un orificio).
¿Por qué es importante conocer tu ojo dominante?
Saber cuál es tu ojo dominante puede ser clave en diversos ámbitos:
- Deportes de precisión: En actividades como tiro con arco, golf o béisbol, la referencia visual principal es determinante para mejorar la coordinación y exactitud de los movimientos.
- Cirugía oftalmológica: En procedimientos como cirugía refractiva o implante de lentes intraoculares, la elección del ojo a tratar depende de la dominancia.
- Vida diaria: Desde la conducción hasta la lectura o el uso de dispositivos, la dominancia ocular influye en nuestra postura y adaptación natural a ciertas tareas.
Conocer tu ojo dominante puede ayudarte a mejorar tu desempeño en diversas actividades y ser un dato clave para tu salud visual a largo plazo.
Mitos y verdades sobre el ojo dominante
¿El ojo dominante siempre es el que ve mejor? No necesariamente. Puede ser dominante un ojo con menor agudeza visual.
¿Puede cambiar el ojo dominante? En casos raros, puede variar según la distancia o tras cirugías oculares.
¿Y si soy diestro con ojo izquierdo dominante? Esto se conoce como dominancia cruzada y, lejos de ser un problema, algunos deportistas lo aprovechan como ventaja.
