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Durante el II Congreso de Salud y Bienestar celebrado en Toluca entre el 17 y 23 de noviembre, una región del norte de España presentó su estrategia integral de humanización sanitaria ante cerca de 5.000 participantes internacionales. La iniciativa, desarrollada desde 2018 y actualizada para el período 2024-2028, busca que los sistemas de salud respeten la dignidad de las personas y consideren sus necesidades y perspectivas en cada interacción.
El enfoque presentado se fundamenta en tres pilares estratégicos que transforman la experiencia del paciente. En primer lugar, la accesibilidad universal no se limita a personas con discapacidad, sino que beneficia a cualquier individuo en diferentes etapas de su vida. Esto incluye documentación adaptada, señalética clara en espacios sanitarios, baños especialmente equipados para personas ostomizadas y herramientas como el «Botiquín de inclusividad» que reúne materiales y recursos sobre accesibilidad en servicios de salud.
Una de las iniciativas más innovadoras es el certificado Human-AA, implementado desde abril de 2025. Este documento permite que personas con trastornos de conducta asociados a enfermedades específicas —como discapacidad intelectual, demencia, parálisis cerebral o trastorno por déficit de atención— reciban atención prioritaria en consultas y urgencias. En apenas cinco meses, 469 personas han accedido a este beneficio, reduciendo significativamente sus tiempos de espera.
El segundo pilar enfatiza la participación activa de ciudadanía, profesionales y organizaciones de salud. La región ha impulsado iniciativas como jornadas de buenas prácticas donde los profesionales sanitarios comparten experiencias humanizadas, buscando visibilizar el trabajo invisible de equipos de salud y promover una cultura organizativa colaborativa. Este enfoque reconoce que la humanización requiere compromiso institucional, presupuestario y comités específicos en diferentes niveles del sistema.
El tercer componente destaca en la documentación de voluntades anticipadas. La región lidera a nivel estatal con una tasa de 35,67 documentos por 1.000 habitantes, triplicando la media nacional de 12,81. Desde enero a julio de 2025, se registraron 3.061 nuevos documentos, principalmente de personas entre 66 y 75 años. En total, desde 2003, más de 25.800 personas han formalizado sus preferencias sanitarias. Estos documentos, accesibles universalmente, permiten que individuos expresen qué cuidados desean recibir si pierden capacidad de decisión.
La formación profesional también constituye un elemento central. Se ofrece una microcredencial universitaria titulada «Humanizar la atención en salud» desarrollada conjuntamente con la universidad pública regional, que ya ha capacitado a aproximadamente 100 profesionales sanitarios.
Los expositores enfatizaron que la humanización en organizaciones sanitarias no es un complemento opcional sino una transformación estructural. Requiere reconocimiento institucional de mejores prácticas, asignación de recursos específicos y evaluación continua de iniciativas propuestas. El modelo presentado demuestra que cuando se prioriza la dignidad humana y se escucha activamente a pacientes y profesionales, los sistemas de salud se vuelven más efectivos y satisfactorios para todos los involucrados.
