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Llegar a los 50 años es un momento clave en la vida de muchas personas, marcado por cambios biológicos, hormonales y de estilo de vida. Sin embargo, a partir de los 45 años, es posible tomar control sobre el proceso de envejecimiento, mejorar la calidad de vida e impulsar la longevidad.
Según expertos, el envejecimiento no es un fenómeno que comienza en un momento específico, sino un proceso continuo que puede gestionarse con hábitos adecuados. Incluso pequeños cambios en los hábitos pueden tener un impacto significativo.
De acuerdo a investigaciones, adoptar cinco hábitos saludables puede aumentar la esperanza de vida en hasta 14 años para las mujeres y 12 años para los hombres, además de reducir el riesgo de desarrollar demencia en un tercio. Estos son:
- Hacer ejercicio regularmente
- Mantener una dieta equilibrada
- Controlar el peso
- Evitar el tabaco
- Moderar el consumo de alcohol
Además de estos hábitos, expertos destacan la importancia de mantener una vida activa y socialmente conectada, así como realizar chequeos médicos regulares. Pequeñas acciones de menos de dos minutos, como ejercicios breves, respiración consciente y uso de agua fría, también pueden integrarse a la rutina diaria.
El envejecimiento implica un desgaste acumulativo en las células y moléculas del cuerpo, lo que aumenta el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad. Sin embargo, existe una «plasticidad» en este proceso, lo que significa que es posible influir en él mediante elecciones de estilo de vida.
Por ejemplo, estudios recientes han identificado cambios metabólicos significativos en las décadas de los 40 y 60, relacionados con lípidos, carbohidratos y cafeína, que podrían explicar algunas de las transformaciones físicas y de salud en estas etapas. La prevención y el cuidado proactivo son fundamentales.
