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El despertar antes de la alarma no es una casualidad, sino que responde a diversos factores que regulan nuestro ciclo de sueño y vigilia. Según la Dra. Andrea Matsumura, portavoz de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, esto se debe principalmente a la sincronización del ritmo circadiano y a respuestas hormonales ante el estrés.
Por un lado, las personas que mantienen horarios de sueño constantes tienden a despertar espontáneamente, sincronizadas con su reloj biológico. La exposición a la luz natural inhibe la producción de melatonina, preparando al cuerpo para el estado de alerta. Esto facilita un despertar natural sin necesidad de alarma.
Sin embargo, el estrés también juega un papel importante. Cuando el cuerpo anticipa eventos importantes, libera cortisol y otras hormonas que generan una respuesta de alerta, interrumpiendo el sueño incluso antes de lo previsto. Esto suele ocurrir en personas que se acuestan tarde pero deben levantarse temprano.
Sorprendentemente, la Dra. Matsumura también menciona una tercera explicación: la visualización. Algunas investigaciones sugieren que entrenar la mente para despertar a una hora determinada, alineada con el ritmo circadiano, puede ser efectivo como una forma de condicionamiento cognitivo.
Para evitar estos despertares prematuros, la experta recomienda mantener horarios regulares de sueño, exponerse a luz natural por la mañana, reducir el uso de pantallas por la noche y practicar técnicas de relajación. Aunque el cuerpo pueda adaptarse, usar una alarma sigue siendo la opción más segura.
